Educación / familia
Tres pautas básicas para rendir estudiando
El éxito escolar nace en la familia, según los expertos
Carlota Fominaya carlotafominaya / Madrid
Día 15/10/2012 - 13.19h
¿Qué podemos hacer desde la familia para luchar contra los malos
resultados de los alumnos españoles en el Informe Pisa?
Mucho. Aunque debería ser una combinación ideal de esfuerzos entre la familia,
el niño y la escuela, la actitud de los padres es más importante en las notas
de los hijos de lo que en un principio pueda parecer. Esa es la idea que
Victoria Cardona trabaja en su libro «¿Quién educa a mi hijo?», y del cual extraemos las siguientes
pautas de estudio para ayudar a nuestros hijos a rendir mejor en los estudios:
1. HACER AGRADABLE EL ESTUDIO: Esto
significa anirmalos con comentarios como: «¿Qué toca hoy?, si puedo te echo una
mano...», «no tendrás interrupciones», «aprovecha ahora que tienes el ordenador
libre por si has de buscar algo por internet...». Nunca
haremos comentarios que desprestigien la autoridad del profesor
como, por ejemplo, «esos profesores te ponen demasiados deberes», o bien que
preocupen a nuestro estudiante: «¡Mira cómo trabajan tus padres para pagarte un
buen colegio!». Si ha de realizar algún trabajo, procuraremos que nuestro hijo
no sea adicto al cortar y pegar, sino que la lectura sea instructiva y sirva
para adquirir conocimientos. «Aunque los estudiantes que leen ficción tienen
más probabilidades de lograr una puntuación alta, son los estudiantes que leen
una gran variedad de materiales los que consiguen hacerlo realmente bien», dice
textualmente el informe PISA. Es un consuelo saber que el fracaso escolar no se
debe a la utilización que hacen de las redes sociales; sin embargo, conviene
que en casa establezcamos un horario para la comunicación en la red con sus
amigos, que sea distinto del tiempo de estudio, igual que hacemos con alguna
actividad extraescolar y con algún deporte que practique.
2. DISPONER DE UN ESPACIO ADECUADO.
Hay que intentar disponer de un espacio en el hogar para el estudio de nuestros
hijos, que siempre sea el mismo. Sin música, sin ruidos,
sin iluminación; a la vez, como cada uno es diferente, debemos
distinguir al que sabe estar concentrado durante mukcho tiempo del que necesita
hacer pausas de descanso y reanudar los deberes o el estudio. En las familias
con pisos pequeños, se puede arreglar un espacio para estudiar, aunque sea la
mesa de la cocina o del comedor, con la única condición de establecer un
horario par ano tener que cenar con los libros ocupando la mesa. Para no
dispersarlos, no podemos interrumpirlos a cada momento. Lo que sí podemos hacer
es preguntarles lo que han memorizado; de esa forma sabremos si han aprendido a
resumir y sintetizar, y si han reflexionado sobre lo que están estudiando.
Sería ideal que no tuvieran el ordenador abierto mientras estudian, a no ser
que estén buscando en la red algún documento relacionado con el estudio. Cuando
nuestro hijo lee detenidamente, aprende. Concentrarse en el estudio es una
tarea que los padres tenemos que facilitar. Nuestro hijo necesita su rincón.
3. APOYAR A LOS PROFESORES.
Escuchemos y secundemos lo que nos dicen los profesores sobre nuestro hijo. Si
no supiéramos la versión del colegio podríamos dejar de lado a aquel hijo o
hija que, con más dificultades, necesita más tiempo para aprender y, por tanto,
más atención de nuestra parte y —en caso necesario—, de profesores o
especialistas del lenguaje; incluso puede suceder que otro con más facilidad
para el estudiar se convierta en perezoso por no realizar ningún esfuerzo.
A estudiar se aprende estudiando
—Orientémosle en los deberes de casa, pero dejemos que sea
él quien los resuelva
—En las calificaciones escolares, procuremos fijarnos más en
el esfuerzo que en las calificaciones de nuestro hijo para obtener mejores
resultados.
—Cuando el alumno está motivado y es valorado por su familia
y por su profesor, responde mejor a todas las tareas escolares.
—Las motivaciones que demos a nuestro hijo deben ser menos
materialistas y más fundamentales, como recibir la gratificación por el trabajo
bien hecho y aumentar así su propia autoestima.
—Estimular en el interés por el estudio y secundar lo que
pide en el colegio.
—Nuestro hijo necesita una amplia cultura para tener más
medios para ser más libres; la ignorancia es mala consejera, porque coarta su
capacidad de elección.
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